Recientemente el gobierno japonés ha emitido un comunicado donde
impone que las universidades deben eliminar de sus programas lectivos las
asignaturas de humanidades y ciencias sociales a partir del 2016, alegando que
los estudiantes estarán mejor preparados técnicamente en una era globalizada y
más exigente laboralmente.
¿Hasta qué punto es moralmente aceptable la decisión de este gobierno?
Esta decisión dictatorial tiene como objetivo el privar a los alumnos de la
capacidad de escoger por ellos mismos, eliminar sus ansias de saber y de
descubrir, y convertirlos en máquinas de un sistema económico cada vez más
interesado en la productividad y los beneficios que puede aportar el hombre
tanto a las grandes empresas como al Estado.
Desde mi punto de vista, el ser humano necesita la cultura y el
lenguaje para formarse precisamente como eso, como un ser pensante capaz de
razonar y tomar decisiones por sí mismo. Es en esa inutilidad de las
humanidades donde el hombre se nutre de conocimiento y se conforma como hombre.
Es esa gratuidad la que permite que el hombre quiera conocer por el simple
hecho de saber y descubrir los enigmas que el mundo le tiene preparado.
Si tomamos de referencia que el lenguaje es una capacidad única del ser humano, debemos considerar que sin ella, el hombre quedaría reducido a un ser inerte, a una máquina. Son el
lenguaje, la cultura y las materias del sector de las humanidades las que nos
permiten pensar, relacionarnos con los demás y establecer las bases de una
cultura y una sociedad que abarca millones de años de antigüedad.
Si dejamos que la
productividad, la utilidad, el interés y la efectividad nos arrebaten estas cualidades,
nos convertiremos en piezas del sector productivo que tras perder su utilidad
serán desechadas.
Las generaciones pasadas que hicieron posible nuestra cultura, lucharon
mucho por obtener la libertad de pensamiento y nosotros debemos seguir luchando
para que ésta no nos sea arrebatada.
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