miércoles, 31 de mayo de 2017

Lazos fraternales



     —Echo de menos a mamá y papá.

     La joven vio cómo los ojos de su hermano se iban tornando cristalinos, temblorosos, inseguros. Corrió a abrazarlo, lo apretó contra su pecho y dejó que se desahogara. Debía ser fuerte, sentía que debía protegerlo. La llegada al centro de acogida había supuesto un fuerte varapalo para ambos, pero era su hermano quien peor lo estaba pasando con este improvisado cambio.

     Poco tiempo después de la llegada de los dos hermanos al centro, una familia se presentó dispuesta a adoptar a la joven. El proceso administrativo se solucionó en unos pocos días en los que intentó preparar a su hermano para lo que estaba por venir. El chico era pequeño, debilucho y extremadamente dependiente. Ella se afanaba en buscarle nuevas amistades, hobbies o cualquier otra cosa que pudiese evadirle del dolor que experimentaba desde tiempo atrás, pero por mucho que lo intentase no podía separarlo de ella ni un momento.